Reflexiones: No dejes que te consuma

No dejes que te consuma

No dejes que te consuma.
Me pregunto por qué es tan fácil. Me preguntó por qué lo hacemos tan difícil.
Sí, estas cosas me pregunto.
¿Por qué es tan fácil ser consumidos por el mundo, por qué no es tan fácil ser absorbidos por el ruido, por la rutina? ¿Por qué hacemos tan difícil el ser consumidos por Dios, por qué nos hundimos y ahogamos en una gota de agua y no en el río de su Espíritu?
Ahhh. Nuestra carne está tan preparada para fallar, que tan sólo un pestañeo de nuestro espítiru, se lo permite.
Pensando en el "mal humor", en el "mal caracter", en el "enojo", la "ira", el "odio". Me pregunto por qué no podemos anteponer la mirada en Dios.
Ayer mientras hacía mi estudio, en parte mi devocional, leí variadas partes del Evangelio según Mateo. Y pienso, en tanto dolor soportado por Jesús. En todo el desprecio que le demostramos.

¿Por qué nos enojamos? ¿Por qué nos amargamos? ¿Por qué te atas a eso?
¿Acaso somos libres de pecados, errores y fallas? Por supuesto que no.
¿Podemos jactarnos de no haber actuado mal nunca? Claramente no.
¿Acaso somos mejores que Jesús? Definitiva e indudablemtente no.
Pon tu mirada en Dios. Recuerda que Jesús sufrió en la cruz por ti y por mí. A pesar de lo que hemos hecho, a pesar de herir su corazón y del desprecio que veía, Él nos vio y nos amó. No tenemos razones por las cuales reaccionar mal, porque nosotros no somos perfectos; pero Él sí. Jesús no hizo nada malo, nunca reaccionó mal, nunca dañó, nunca falló. Él vio más allá de lo que estaba delante, nos vio a nosotros, vio a nuestros hermanos, vio la necesidad que teníamos de Dios y lo soportó, no se aferró al dolor del momento. Siendo Dios se hizo hombre para dar su vida en rescate por muchos.
Nos hemos equivocado innumerables veces, ¿acaso otros no se pueden equivocar también?

¿Por qué nos atamos a emociones que no son buenas, cuando fuimos hechos libres de aquello? A precio de sangre fue comprada nuestra libertad, pero pareciera que ser arrastrados por la corriente del mundo nos resulta más atrayente. Sí, no es fácil, porque nuestra carne nos quiere llevar a pecar, nos quiere hundir en el lodo, sumergirnos en las emociones pasajeras; pero eso no hace que la respuesta, la salida, tengamos que volverla tan difícil de alcanzar, porque sabemos dónde hallarla, en quién está el camino, dónde buscarla.
Porque, piensalo por un momento, no importa que enfrentes, la respuesta es una. No importa que te digan "un mal día lo tienen todos". No, no tiene que ser así. Pasan cosas malas, porque hay maldad en el mundo, pero un "día malo" es una elección. Puedes ver como si todo estuviera en tu contra en esos momentos; o puedes ver que no importa lo que traiga el mundo, nuestro Dios es Dios, y tenemos la certeza que todo obrará para bien. Todo tiene un propósito. Pero las cosas vanas, son eso, cosas pasajeras. Lo eterno es lo eterno, y la verdad es la verdad.

¿Vas a dejar que te consuman esas emociones vanas, la ira, el odio, la amargura, el desánimo?
O vas a elegir pensar en que no eres quién para juzgar; que aunque la gente te lastime tu también heriste a otros y que Jesús siendo justo fue lacerado y sufrió muerte de cruz. Que no importa el mal que otros o que las situaciones quieran generarte, todo obrará para bien porque tenemos un Dios que es poderoso para salvar, nuestro Dios es Dios, está vivo y es el único y verdadero, y no hay ni hubo ni ha de haber alguien como Él.

No importa cuántos caminos te ofrezcan ni cómo te los pinten, no dudes que el camino es uno. El camino es Jesús. La Luz del mundo. Si sientes que las tinieblas de este mundo se ciernen sobre ti, si sientes que te ahogas en un vaso de agua, si sientes que tienes una ira que no puedes calmar por situaciones que te han acontecido, si sientes que tienes amargura, si sientes que duele demasiado, si sientes que estás enojado y tienes bronca porque sientes que te han estafado, herido... Piensa en Jesús.
Piensa en lo que vivió aquí en la tierra siendo Dios. Piensa en tus herrores, en las veces que lastimaste a otros, en las veces que lastimaste el corazón de Dios, piensa en Su muerte y en cada detalle de la cruz, piensa en cuan amados somos a pesar de todos nuestros actos malos, piensa en los momentos más oscuros y en el abrazo de Dios, piensa en el vacío que sólo Él pudo llenar. Y respondete: ¿quién soy yo para juzgar? ¿por qué me aferro a una versión de mí que Dios no quiere para mí?

No te aferres a eso. No dejes que lo vano de esta vida, te consuma. Mejor haz tesoros en el cielo, no en la tierra, donde el orín corroe y los ladrones roban. Pon tus ojos en Dios, y te aseguro que si lo haces, lo demás obtiene la magnitud debida. Nada pasa sin que Dios así lo permita, nada escapa de su control. No te afanes por lo vano. Mas bien ora y búscalo a Él, que todo lo demás vendrá por añadidura.


Comentarios

Entradas populares