Reflexiones: ¿Estás listo?

Reflexiones: ¿Estás listo?

"¿Estás listo? ¿Estás preparado para encontrarte con tu Creador?"
Recuerdo la prédica de Billy Graham que escuché por internet. Me impactó de varias maneras. No usaba palabras rebuscadas ni términos complejos. Estaba repleta de sencillez y verdad.
En la actualidad, y especialmente las personas más jóvenes, no solemos pensar en la muerte. No pensamos en qué hay más allá. O qué haremos en ese momento. Parece un tema oscuro y sombrío, y preferimos no pasar minutos entregados a eso. No tenemos TIEMPO.
Y quizás de todos los pensamientos que nos invaden, ese, ESE es el único radical. Porque en cierta manera es verdad. No tenemos tiempo. Porque el tiempo, no es nuestro.
Vivimos tan afanados, envueltos en la rutina y la cotidianidad que nos perdemos de cosas que no nos percatamos.
Quiero decirte esto hoy: EL TIEMPO NO te pertenece. No decidimos el tiempo en que las cosas suceden, el tiempo no está en nuestro control.
Eclesiastés 3 dice que: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir" (...) "Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin."
Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Esto quiere decir que nuestro tiempo en la tierra no nos pertenece, y tiene su fin. Lo que si tenemos además de esta vida terrenal, es una eternidad con Dios.
Muchas veces nos preguntamos "¿por qué?". Sufrimos. Nos enojamos.
La gente no quiere pensar en la muerte, en el infierno o en el cielo. No quiere pensar qué pasará después, porque hacerlo implicaría pensar en qué estamos haciendo, en lo que hemos hecho y en lo que estamos por hacer. Pero principalmente, nos hará cuestionarnos "¿es esto realmente validero? ¿vale la pena pasar esto? ¿si muririera en este momento, me arrepentiría de algo? ¿si muero ahora, me iría al cielo? ¿me sentiría satisfecho con lo que he hecho? ¿querría gastar mi tiempo en otras cosas? ¿pediría perdón, perdonaría, diría a mis seres queridos que los amo?"... y podríamos continuar.
En sólo unos minutos, podríamos detener nuestras vidas y realmente notar que no estamos haciendo nada realmente valioso, nada que realmente valga la pena. Nada que nos satisfaga.
Yo también lo he hecho, durante mucho tiempo. Pensar "estoy cansada, no puedo juntarme con mis amigos hoy", o "no tengo tiempo o estoy ocupada y no puedo visitar a mi abuela o sentarme a tomar un té con mi mamá o a charlar". "Hoy no puedo, mañana voy a ver si...". "Voy a trabajar más porque quiero tener más dinero ahorrado, y viajar". "Quiero comprar un televisor más grande". "Quiero comprarme más ropa". Y así, innumerables veces. Distintas situaciones, mismas excusas.
No digo que sea malo querer un mejor trabajo, o una mejor paga, o viajar. Está bien querer cosas mejores y esforzarse por ellas. Ahorrar es algo muy bueno, tener dinero para emergencias, estar preparados es bueno.
Lo que digo es que no está bien cuando eso ocupa el primer lugar en tu vida. Sí, sería genial tener un televisor más grande, pero no NECESITO eso. Sí, está bien ahorrar dinero, pero no VOY A LLEVARME ese dinero al cielo. No puedo usarlo si no estoy, por lo que no necesito VIVIR para mi trabajo. ¿El dinero te da la felicidad, o, es un medio que puedes utilizar para pasar momentos felices con las personas que amas? Podrías usarlo para viajar con un familiar. Para participar en una obra misionera. Para ayudar y participar en actividades de ayuda personas carenciadas.
Me refiero a que realicemos cosas que nos llenen el alma, que alimenten nuestro corazón. Que marquemos positivamente una diferencia. No nos afanemos por las cosas. Dios es un Dios que provee, que pelea por nosotros, que nos da paz y sabiduría si se la pedimos.
Me ha pasado de decir "no tal día no puedo ir a la iglesia porque no llegaría del trabajo, llegaría tarde y estaría cansada y...". Excusas. Me he sincerado respecto a eso con Dios. Y le pedí perdón.
Dios me ha proporcionado un auto para poder desplazarme. Me ha dado un trabajo estable en su infinita gracia. Me ha permitido viajar a algunos lugares. Me ha dado una familia, una casa, un techo, un hogar. Y yo le he dado excusas. Y es completamente ilógico. Y aún así no ha habido momento en que no vea su fidelidad y su amor, aunque no lo mereciera.
El afán de la vida nos lleva a esto. Nos convierte en Marta y no en María. Cada vez que escucho o leo esa porción de la biblia no puedo responderme cómo Marta no se daba cuenta de lo que se perdía. ¿Qué no se daba cuenta que Jesús estaba allí? ¿Qué no se daba cuenta que podía disfrutar de su presencia? Pero el afán de la vida genera esto. Como Marta, nos enfocamos en cualquier otra cosa, que no es necesariamente mala, pero a la cual le damos una prioridad indebida. Nos dejamos tragar por el ruido y la rutina. Y nos perdemos.
Por eso, hoy te invito a que pienses qué cosas de las que estás realizando, en las que gastas tu tiempo y energía, en la que meditas y piensas, realmente valen la pena.
Si hoy fuera tu último día en esta tierra, ¿estás seguro que estarías listo? ¿tienes la certeza de a dónde terminarías?
Si estás afrontando luchas, con errores que se aferran a tí. Con piedras de tropiezo que logran hacerte tropezar cada día, te quiero preguntar. ¿ Estás listo? ¿Estás listo para cambiar y dejarle a Dios luchar, para dejar de una vez y por todas tus errores atrás? ¿Cuál es tu elección?
Realmente, al reflexionar sobre esto, noté que había muchisimas cosas que quería cambiar. Que quería hacer muchas cosas, y no relacionadas a méritos personales, sino más bien, a cumplir el propósito por el cual fui creada. Pensando en qué pasaría si muriera en ese momento, sólo pude pedirle a Dios misericordia, perdón y darle gracias por despertarme de mi letargo.
En la prédica que mencioné al inicio, Billy Graham menciona que "el infierno es la separación de Dios. Es el destierro de la presencia de todo lo que es bueno, justo y feliz". Es ir a una eternidad sediento de Dios y nunca poder hallarlo.
Pensar en eso me despertó completamente. Jamás podría pensar en una vida sin Dios. No podría soportarlo. Más allá del dolor, y el sufrimiento, no hay peor tormento que no poder estar con Dios.
Supe inmediatamente que yo quería estar con Dios. Que no me interesaban muchas cosas que creía que eran importantes. Porque no me llenaban. Y entregué todo a Él. Esas luchas y esos errores, esas partes de mi que quería cambiar. Porque Él es más fuerte que yo. Él ya venció al mundo.
Cuando lo haces todo se ve diferente. Las cosas que antes de afanaban o te causaban ansiedad desaparecen. Se esfuman. Todo parece moverse a otro ritmo, porque puedes ver y enfocarte en lo que realmente importa, en lo que tiene valor. Ya no te cuesta priorizar ni decir que no a cosas que antes te hacían dudar, porque entiendes que el tiempo no te pertenece, que tu vida no es tuya realmente, que vivimos por gracia y que lo que importa es lo que te llena el alma. Es ese alimento que no proviene del hombre sino de Dios.

A veces, no queda tiempo. A veces no hay otra oportunidad. A veces no hay mañana, llegará un momento, que ni tú ni yo conocemos en el que tendremos que encontrarnos con Dios. ¿Estás listo para encontrarte con tu Creador, estás listo para hacerlo?
Jesús está vivo, y porque Él vive todos un día viviremos en la misma gloria con Él. Pero para eso, tenemos que tomar una decisión en la vida.

¿Estás listo para ese día? ¿Cúal es tu elección?

"Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá."

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