Reflexiones: ¿Se lo haz dicho?
Dios lo sabe todo. Lo sabe todo pero, ¿se lo haz dicho?
A todos nos da miedo. Es aterrador aceptar nuestras fallas, nuestras partes malas, esos deseos por cosas que no deberían estar allí, sea lo que sea. E intentamos mentirnos, engañarnos, para no pensar en eso. Pero eso no cambia nada.
Cuando fallamos, o cuando tenemos sentimientos y pensamientos que sabemos no son correctos, tales como envidia, ira, odio, perversidad... y nos invaden tratamos de hacer ruido. Nos dejamos llenar por el ruido, para no tener que admitirlo. Para no tener que verlo, porque queremos creer que si nosotros no lo vemos, o si lo escondemos en la cotidianidad, Dios tampoco lo verá. Queremos creer que el no lo notará.
Pero ahí están. Y a veces cuesta superar, todos esas malas predisposiciones o sentimientos. Las emosiones nos dominan y no desaparecen. Se esconden de nosotros y vuelven con fuerza cada que se presenta la oportunidad.
Siendo sincera, hay mucha gente que nos lastima. Hay personas que nos hieren. Hay sucesos que nos golpean. Cada uno tiene sus propias experiencias de esta índole.
Y cambiarlos es muy difícil, porque se requiere de fuerza, de valor y de otro punto de vista.
Hay personas a quienes nos cuesta amar de manera sincera y sin reparos. Pueden ser amigos, compañeros de escuela, universidad o trabajo, padres, madres, hermanos... familia, conocidos. Que nos dañaron.
A veces queremos hacer las cosas bien, pero hay cosas que nos atan. ¿Quieres saber cómo lo supero cada que se presentan? Lo entrego todo.
Es fácil comprender que Dios lo sabe todo porque, es Dios. Es algo que sabemos. Pero tenemos que recordar que Dios nos dio la posibilidad de elegir, que Él no va a hacer nada que nos quite esa posibilidad. No es que Dios no sepa que tenemos luchas o sentimientos y emociones que no deberían estar, tampoco es como si no quisiera cambiarlo. Él conoce todas nuestras necesidades. Muchas veces decimos "¿por qué Dios?". No estoy excluida de eso. Pero he crecido de muchas maneras, en las cosas más sencillas quizás. Y es ahí donde también se oculta la grandeza. De lo poco se llega a lo mucho.
¿Qué es lo que quiero decir con "lo entrego todo"? Es sencillo. Hablo con Dios Padre. No es algo revelador, no es algo complejo, pero en lo sencillo está lo complejo. Son esas pequeñas verdades que olvidamos. Que pasamos por alto porque "son obvias".
Cuando siento que mis sentimientos no son correctos, que mis pensamientos se desvían, le digo a nuestro Padre lo que siento, lo que pienso. No oculto nada. No me guardo nada para mí. No me enorgullezco de mis falencias, pero sé que hay muchas áreas en las que no soy fuerte y que Él se hace fuerte en nuestras debilidades.
Y es tan liberador. Porque es tan sencillo como ir a un lugar aislado, por unos minutos, empezar a orar y decirle "Señor yo de verdad no quiero esto. No me hace bien, me lastima, pero no puedo sola, te necesito. Eres mi Padre, quien me guia y me cuida, mi sustento en la tribulación, mi escudo y mi roca, mi fortaleza eres Tú", y le cuento todo. Todo lo que siento en ese momento, todo lo que pienso, todo lo que creo que está mal, todo lo que me duele, todo lo que me lastima, todo lo que me ata al mal humor, a la tristeza, al enojo, todo lo que me impide pensar en sus bendiciones y en el hecho de que tengo vida y nuevas oportunidades a cada minuto.
Cuando empiezo a hablar con Dios, primero con reservas, hasta que lo entrego todo, el cambio es increíble. De ser un momento gris pasa a ser uno abundante de colores y destellos.
¿Lo haz intentado? Decirle todo. No guardarte nada, sin importar que Él ya lo sepa, quiere escucharnos. Jesús murió para abrirnos el camino hacia el Padre, Él se volvió el camino. En este tiempo de Gracia, podemos hablar con Dios. Él nos escucha. Quiere escucharnos, quiere amarnos, quiere ayudarnos, quiere darnos la victoria y el gozo que deseamos. Sólo necesitas decirlo, y veras que las cosas comienzan a cambiar.
Debes persistir. Ten por seguro que Dios hace su parte, sólo necesitas hacer la tuya, y si sientes que una parte de ti no quiere hacerlo y se resiste, recuerda que la carne se opone al espíritu, pero nuestra fortaleza viene de Dios. Pídele lo que necesitas.
No dudes en acudir a Él, porque Él quiere ayudarnos. Y sin importar lo que pase, recuerda pedirle que sobre todas las cosas se haga Su voluntad, porque sus caminos son más que nuestros caminos y sus pensamientos más que nuestros pensamientos, y que Él quiere tu bien por sobre todas las cosas, aunque no puedas verlo, aunque no logres entenderlo, nunca olvides que LO MEJOR ESTÁ POR VENIR.

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